Uno de los dones del Espíritu Santo es el de profecía. Este don es una de las características distintivas de la iglesia remanente y se manifestó en el ministerio de Elena G. De White. Como mensajera del Señor, sus escritos son una permanente y autorizada fuente de verdad, y proveen consuelo, dirección, instrucción y corrección de la iglesia. También establecen con claridad que la Biblia es la norma por la cual deben ser evaluadas toda enseñanza y toda experiencia (Joel 2:28-29; Hechos 2:14-21; Hebreos 1:1-3; Apocalipsis 12:17; 19:10).
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